Si es cierto que a últimas fechas el post rock se ha estado menguando gracias a que muchos músicos han utilizado esta tendencia para hacerse notorios dentro de un mundo exigente con los géneros que le precedieron y que este subgénero, siendo la bandera de filiación de la nueva generación, crearía muy altas expectativas en quienes se sintieran de una u otra manera atraídos por las propuestas sonoras que en cierto punto llegarían a ser tan altas, que muy pocos grupos, colectivos o personas en solitario podrían lograr. Esto y la falta de avidez para avanzar sobre el camino que ya se marchó generan este tipo de comentarios, para mí es muy grato reconocer que dentro de la mucha “paja” que se colecta todos los días dentro de este mundo de pocas ideas interesantes, hay trabajos que sobresalen por su eficiencia, claridad y sinceridad. Este es un disco que podría ser catalogado como un más del montón, pero no lo es, gracias a los acordes que sustituyen a las voz inexistente que hace que tarareemos o silbemos la melodía que oímos, además de proponer nuevas maneras de experimentar con los sonidos ya definidos.
De principio a fin, el disco parece ser una sola canción, gracias a que el final de la pieza anterior, esta interrelacionada directamente con la anterior, o las pausas que generan los silencios entre la última nota de una y la primera de la otra generan una cadena armónica que las hacen estar fusionadas. He aquí en donde en las primeras escuchas, cuesta un poco de trabajo distinguir las canciones por si solas.
Estructuralmente las piezas tienen un sentido post rockero bien definido, se pone interesante cuando algunos elementos de lo que reconocemos como post rock cambian de lugar y se generan formas musicales a las cuales no estamos acostumbrados, las líneas de bajo en el momento que no se esperan, hacen sonar el ambiente pesado y saturado, o los riffs agudos de la guitarra entrecortados por las teclas de un piano bastante ameno, las clásicas capas de sonidos giran para darse los tiempos y las formas de las que les hablo, la batería forma marchas castrenses que nos llevan de una a otra batalla de fuerzas sin un sentido pragmático, sonidos de metales en medio del silencio acompañados por un piano triste, la nota sostenida de un chelo (no lo se), o la simple implementación de un arco en las cuerdas de la guitarra, la melodía ascendente que nos hace llegar a lo mas alto del extasis, para luego dejarnos caer en picada en la ladera, para cuando llegamos al final del risco, caer suavemente de golpe, sin dolor.
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